¿Qué diseñador no ha nombrado a este francés en algún momento?
Ya sea hablando de la curva Bézier, de los trazados Bézier, de la pluma o del lápiz… y, como en muchas ocasiones, es un nombre habitual en nuestro ámbito de trabajo aunque quizás no sabemos bien quien fue.
Pierre-Étienne Bézier, nació en París en 1910 y falleció en noviembre de 1999, por lo que tuvo tiempo de ver como su aplicación de las curvas transformó el diseño y la fabricación a través de las matemáticas, de las herramientas informáticas, del diseño asistido por ordenador y el modelado en tres dimensiones.
Ingeniero mecánico y eléctrico, así como doctorado en matemáticas en 1977 cuando contaba con 67 años y con la tesis titulada
“Un intento de definir las curvas y las superficies digitales”
Bézier desarrolló buena parte de su vida profesional en Renault y aunque no fue realmente el inventor de las curvas -creadas en 1959 por Paul de Casteljau- si fue el que las popularizó utilizando el algoritmo de Casteljau para la evaluación de las mismas.
Bézier desarrolló a principio de los años 60 la notación de las curvas, consistente en puntos de anclaje o nodos conectados con tiradores de control, con las que éstas están representadas en los programas informáticos y que se comenzó a aplicar con éxito en los programas de CAD.
Posteriormente el método de Bézier para la generación de curvas y trazados se incorporó al lenguaje PostScript y a diferentes herramientas como Illustrator, la fallecida Freehand, Corel, Flash o en programas bitmap -como Photoshop o Gim- para la creación de formas o selecciones.
En 1985 fue reconocido su trabajo, su dedicación durante toda su vida y su importante contribución a los gráficos por ordenador y técnicas interactivas por la prestigiosa asociación de Nueva York ACM Siggraph.
La ilustración vectorial y retrato de Bézier que vemos sobre estas líneas está realizada por Von R. Glitschka, autor del libro “Vector, Basic training: A systematic Creative Process for Building Precision Vector Artwork” y un buen conocedor del desarrollo del dibujo vectorial.
A través de este libro de “entrenamiento” se comprende mejor la naturaleza de estas curvas que pueden transcurrir desde su origen matemático a una ilustración lineal orgánica y artística.
Unos elementos que son esenciales, en cualquier caso, para el desarrollo del trabajo del diseño.