El diseño gráfico consiste en determinar una solución visual de un problema que se nos plantea teniendo en cuenta, ojo, los recursos disponibles.

Conforme se ha ido fundamentando, desarrollando, y estableciendo otros recursos de trabajo, estos se han demostrado que resultan mucho más imprescindibles.

La capacidad de síntesis, el acervo cultural, la facilidad comunicativa… suponen en sí un mayor aporte para el éxito de un buen diseño.

Esta es la razón de que el Diseño Gráfico sea una disciplina tan vasta y rica así como la variedad en cuanto a productos y estilos de diseño que podemos encontrar.

Y bien, ¿qué lugar tiene esa aliada de la que hablábamos antes en todo esto?.

“El que cada uno quiera darle” dirán algunos.

La improvisación está presente también en cualquier actividad humana pero hay que tener en cuenta una cosa: Diseñar e Improvisar son términos contradictorios, aunque no excluyentes.

A la hora de planear la solución a un problema, lo que dejamos a la improvisación se lo estamos quitando al diseño y viceversa.

Unas “gotas” de improvisación pueden aportar frescura a un diseño gráfico. Un “chorro”, presumiblemente, convertirá nuestro diseño gráfico en un cúmulo de despropósitos.

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