Contenidos
Caminos del expresionismo
Mediante el cartel el expresionismo explora nuevos caminos con un planteamiento individualista manifestando dramas personales.
Transcurridos cuatro años de la Primera Guerra Mundial (1914 -1918) nacería un mundo totalmente diferente, encaminado hacia una sociedad alegre, dinámica e inquieta, con un estilo artístico internacional de múltiples aspectos, caras, colores…
Las tranquilas calles se han convertido en ferias nocturnas con iluminación, automóviles y mucho movimiento.
Las vanguardias no influirían de forma inmediata en el diseño puesto que su grado de compromiso fue superficial.
El público ha podido comprobar el nacimiento de las vanguardias; Munch pintaría el ”grito” en 1893, Picasso las ”señoritas de Aviñón” en 1907 y así un sinfín de obras que se mantienen a la cabeza artística.
“El grito”. Eduard Munch, 1893.
Los acontecimiento bélicos no afectaban al desarrollo de estos movimientos, aunque quizás el movimiento Dadá nacería de la esperanza provocada tras estos conflictos.
Durante la década 1910-1920, las vanguardias artísticas que se suceden, crean las condiciones objetivas para el nuevo repertorio de formas en el diseño gráfico.
En efecto, para una disciplina que se encuentra a la búsqueda de sus señas de identidad, la adopción de las formas abstractas, el uso psicológico del color, la revolución de tipografía, del collage y del fotomontaje, representará, no sólo la base de nuevos repertorios lingüísticos, sino también sus presupuestos teóricos más sólidos.
El cartel como medio de comunicación, volverá a causar sorpresa y asombro ante este nuevo lenguaje del arte.
Expresionismo
Esta corriente artística nacería en Alemania, en los últimos años del siglo XIX y principios del XX. (1907-1910).
El artista expresionista representa la emoción en su totalidad sin preocuparse de la realidad externa, sino de la naturaliza interior de las emociones que puede cautivar a un espectador.
Los expresionistas exploran nuevos caminos con un planteamiento individualista manifestando dramas personales: El loco de Van Gogh, el primitivista de Gauguin, el angustiado Munch…
El Expresionismo surge como reacción contra al impresionismo, frente al naturalismo.
Los define el carácter positivista que defienden un arte más personal e intuitivo, donde predomine la visión interior del artista, la “expresión” frente a la plasmación de la realidad la “impresión”.
El hombre trata de expresar el desasosiego y la angustia que siente frente a una naturaleza fundamentalmente hostil e inhumana.
Eso es el expresionismo y así se refleja en sus obras de cartel.
La deformación de la realidad
El expresionismo suele ser entendido como la deformación de la realidad para expresar de forma más subjetiva la naturaleza y el ser humano, dando primacía a la expresión de los sentimientos más que a la descripción objetiva de la realidad.
Entendido de esta forma, el expresionismo es extrapolable a cualquier época y espacio geográfico.
Así, a menudo se ha calificado de expresionista la obra de diversos autores como Matthias Grünewald, Pieter Brueghel el Viejo, El Greco o Francisco de Goya.
Algunos historiadores, para distinguirlo, escriben “expresionismo” (en minúsculas) como término genérico y “Expresionismo” (en mayúsculas) para el movimiento alemán.
Con sus colores violentos y su temática de soledad y de miseria, el expresionismo reflejó la amargura que invadió a los círculos artísticos e intelectuales de Alemania.
Esa amargura provocó un deseo vehemente de cambiar la vida, de buscar nuevas dimensiones a la imaginación y de renovar los lenguajes artísticos.
El expresionismo defendía la libertad individual, la primacía de la expresión subjetiva, el irracionalismo, el apasionamiento y los temas prohibidos (lo morboso, el amor insatisfecho, el alcoholismo, la vejez, lo demoníaco, sexual, fantástico o pervertido).
Intentó reflejar una visión subjetiva, una deformación emocional de la realidad, a través del carácter expresivo de los medios plásticos, que cobraron una significación metafísica, abriendo los sentidos al mundo interior.
Evidentemente, la profundidad psicológica de estos temas, no se podría se expresar con una técnica realista y por ello tuvo que acudir a los colores puros y a la distorsión de las líneas y de las figuras.
El expresionismo reveló el lado pesimista de la vida, la angustia existencial del individuo, que en la sociedad moderna, industrializada, se ve alienado, aislado.
Así, mediante la distorsión de la realidad pretendían impactar al espectador, llegar a su lado más emotivo e interior.
Diversidad de estilos
El expresionismo no fue un movimiento homogéneo, sino de gran diversidad estilística: hay un expresionismo modernista (Munch), fauvista (Rouault), cubista y futurista (Die Brücke), surrealista (Klee), abstracto (Kandinski), etc.
Aunque su mayor centro de difusión se dio en Alemania, también se percibe en otros artistas europeos (Modigliani, Chagall, Soutine, Permeke) y americanos (Orozco, Rivera, Siqueiros, Portinari).
En Alemania, se organizó principalmente en torno a dos grupos: Die Brücke (fundado en 1905), y Der Blaue Reiter (fundado en 1911), aunque hubo algunos artistas no adscritos a ningún grupo. Ambos trabajaron dentro del ámbito del cartel y del expresionismo.


La nueva objetividad
Después de la Primera Guerra Mundial apareció la llamada Nueva Objetividad, que si bien surgió como rechazo al individualismo expresionista defendiendo un carácter más social del arte, su distorsión formal y su colorido intenso les hacen herederos directos de la primera generación expresionista.
A partir de la presentación de una exposición sobre el “Arte en Publicidad”, celebrada en 1917 en Amsterdam, el poeta holandés Roland Holts, escribía las siguientes líneas
Cartel y expresionismo como medio publicitario artístico.
“… un anuncio puede ser dos cosas: O una simple pieza de información, o un grito… No hay ninguna necesidad de decir la verdad a gritos porque ésta puede declararse tranquilamente sin cargar las tintas”.
 
En su respuesta, Albert Hahn (holandés político dibujante y diseñador de unión) expresaba su opinión:
“Desgraciadamente, vivimos todavía en unas circunstancias capitalistas y nuestro mundo es el de la competencia.
En las condiciones sociales en que vivimos, las cosas no se producen para satisfacer necesidades humanas, sino, por contrario, de una manera totalmente anárquica…
¿Por qué no un grito, si es eso lo que se necesita?
Si el artista es auténtico, hasta su grito es bello… Según lo que se le pida que haga, el artista “gritará” o cargará el acento de algún otro modo.
Al hacerlo, utilizará normalmente acusados contrastes de colores y formas sencillas, pues así se consigue la atracción más inmediata.”