Por lo general, un motivo situado en el centro de la foto consigue un resultado aceptable. Pero, antes de disparar es conveniente considerar todas las opciones que están a nuestro alcance, debiendo preguntarnos cuál es el protagonista de la foto, así como qué pretendemos transmitir con ella. No cabe duda de que centrar el motivo es muy adecuado para casos en que predomina la simetría (por ej. edificios), pero a cambio, descentrarlo puede resultar interesante si nos interesa desviar la atención hacia el resto de la foto, resaltar otros elementos de la imagen o crear un efecto visual.
Repasa la entrada dedicada a la regla de los tercios.
También suele ser positivo descentrar el motivo cuando éste se encuentra en movimiento, ya que podemos obtener una sensación más dinámica. Por ejemplo, un saltador de longitud podría aparentar “escapársenos” de la foto si lo colocamos más cerca de un extremo.
EL PUNTO DE VISTA
Al sustituir un objetivo de 50 mm por un teleobjetivo, el tema principal y el fondo se amplían en la misma proporción y parecen acercarse, pero el tema principal sigue tapando la misma porción del fondo, es decir, no varía de posición.
Cuando se mantiene el objetivo de 50 mm y se fotografía a distancias cada vez más cercanas (15 m en la fotografía superior, 6 m en la toma central, y 2,5 m en la inferior), el tema principal o primer plano experimenta un gran aumento mientras que el fondo se mantiene casi invariable. La distancia aparente entre ambos también se conserva, pero el primer plano tapa, en la fotografía cercana, mucha más porción del fondo que la toma lejana. Si continúa el acercamiento, el tema principal se deforma y no puede enfocarse.
Un objetivo de mayor distancia focal no produce, pues, los mismos cambios en la imagen que el acercamiento de la cámara.
En resumen, el tema determinante en la elección de la distancia focal requerida para las disciplinas más habituales, y a modo de guía general, se pueden tener en cuenta las siguientes pautas:
- 1. RETRATO. Un teleobjetivo moderado (de 80 a 135 mm) permite e acercamiento del modelo, un buen control de la profundidad de campo y, en consecuencia, un fácil desenfoque de los fondos. No conviene un teleobjetivo de distancia focal muy larga, pues produce un achatamiento de la cara. Para planos muy cortos del modelo no es aconsejable el objetivo normal, con el que la distancia mínima de trabajo, que no provoca distorsión, es el plano medio, siempre que no se hagan angulaciones de cámara.
- 2. REPORTAJE. Al ser esta una disciplina que engloba gran cantidad de temas y en la que se realizan retratos, paisajes, interiores, etc., conviene disponer como mínimo de tres objetivos básicos (los ya mencionados pueden ser un buen comienzo).
- 3. PAISAJE. Al igual que en el caso del reportaje, se requiere una gama de objetivos básica y variada, que permite abordar desde la panorámica hasta el plano de detalle, si bien, en último extremo, el normal puede ser suficiente para iniciarse en esta disciplina.
Las aplicaciones que se quiera dar a las fotografías influyen en el tipo de objetivo elegido y en su calidad. Si el fin de aquéllas es engrosar el álbum familiar, no se requerirá una gran calidad; si, por el contrario, en el futuro se piensa trabajar profesionalmente, no hay que escatimar dinero a la hora de adquirir un objetivo de buena calidad.
Cuando las tomas se realizan en situaciones en que la luz es precaria y no se puede (o no se quiere) trabajar con trípode, es importante disponer de objetivos muy luminosos. No son aconsejables en estos casos los zoom, debido a su escala luminosidad. Si las fotografías son de estudio (retrato y bodegones), la luminosidad del objetivo tiene menos importancia, ya que habitualmente se efectúan con diafragmas básicos.
Para el aficionado, el presupuesto suele ser el principal factor condicionante. La opción más frecuente consiste en comprar angular moderado es de gran utilidad un cuerpo de cámara “de marca” y un objetivo modesto.
Una decisión más acertada es adquirir un cuerpo modesto de relativa proximidad al motivo y rapidez de enfoque.