El enfoque selectivo significa dar nitidez solamente a lo que interesa, lo que permite un mayor control sobre el contenido y la interpretación final de la fotografía. La operación de enfoque está desvinculado del encuadre, es decir, una cosa es lo que se encuadra y otra muy distinta es lo que se enfoca dentro del encuadre. El fotógrafo decide primero el encuadre y después enfoca aquello que te parece más conveniente, lo cual no ha de coincidir forzosamente con el centro del encuadre.

Dejar nítida sólo una parte de la imagen, mientras el resto queda desenfocado, es una buena fórmula para destacar el centro de interés. Esta opción se llama enfoque selectivo.

Destacar, acentuar determinados aspectos o cualidades del motivo y transmitir emociones son las metas que se han de conseguir. Éstas son, en definitiva, las diferencias que determinan que una fotografía sea, además de correcta, interesante.

Para mejorar resultados, el fotógrafo debe educar su manera de mirar el entorno e incorporar a sus reflejos la mirada selectiva e instintiva ante cualquier situación. Un buen ejercicio para conseguirlo es mirar repetidamente por el visor de la cámara y analizar lo que se ve a través de él con ojos críticos, como serán los del observador de la fotografía.

Fotografía con enfoque selectivo donde toma una importancia
mayor el primer plano al estar enfocado.
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