La regla de los tercios en el formato cuadrado es muy poco habitual en la fotografía de gran consumo.
Esto se debe a que las cámaras existentes en el mercado de formato cuadrado son, básicamente, de formato 6×6 cm el retrato de estudio, bodegones, fotografía industrial y paisaje.
El formato cuadrado, en cuanto a la situación de los elementos y a la aplicación de la regla de los tercios, requiere los mismos criterios que los formatos rectangulares.
La diferencia es que las porciones resultantes de aplicarla son cuadradas, mientras que en los otros son rectangulares.
La posibilidad de componer dentro de un cuadrado puede resultar especialmente efectiva puesto que este formato transmite sensación de estabilidad, serenidad y solidez.
Quizá también de torpeza y falta de agilidad.
Sin embargo, el que condiciona el carácter de la fotografía no es sólo el formato.
El tema, la iluminación, el tratamiento técnico y la presentación son fundamentales.

Sitúe al personajes en los puntos fuertes de la llamada regla de los tercios. Las líneas amarillas, marcan estas reglas.
Además del recurso de situar el motivo en uno de los tercios, algo que facilita la efectividad es acercarse hasta que el motivo, o parte de él, llene el encuadre.
De esta forma algunos aspectos quedan muy destacados por la aproximación, mientras otros pueden quedar fuera del encuadre.
Cabe la posibilidad, por ejemplo, de potenciar la expresividad de las manos de un personaje sin verle la cara, o de que el sujeto asome por uno de los lados del formato.
En líneas generales, si el sujeto no está situado allí donde espera encontrarlo el espectador, la imagen ganará interés.
El fotógrafo nunca debe perder de vista que la composición crea un determinado estado de ánimo en el espectador, y que una composición insólita y atrevida puede resultar incómoda.

Al situar los personajes en un punto de intersección, le da fuerza a la imagen.
El entorno físico del motivo condiciona el tipo de encuadre y composición.
Ello no significa la ausencia de alternativas, pero los fondos, los primeros términos y el entorno en general posibilitan unas opciones y limitan otras.
La situación del motivo en un entorno sorprendente suele ser suficiente para crear un centro de interés.
Generar sorpresa con el entorno es un argumento ampliamente utilizado por la publicidad y la moda.
Situando, por ejemplo, un magnífico coche en el mar o una sofisticado modelo en medio del desierto crea el interés visual necesario, debido al fuerte contraste de la combinación, para captar la atención del espectador.