Joan Colom (Barcelona, 1921), profesión: contable, espíritu: fotógrafo.
Desde hoy y hasta el 25 de mayo del 2014 se podrá visitar en el El Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC) la exposición «Jo faig el carrer» -«Yo hago la calle»-, una retrospectiva de casi toda la obra del fotógrafo Joan Colom.
Cerca de 500 copias que provienen casi todas del archivo personal de Colom cedido al museo, que contiene más de 9.000 originales.
Colom, una de las grandes figuras de la denominada Nueva Vanguardia Fotográfica y Premio Nacional de Fotografía 2002, se dedicó toda su vida a trabajar de contable, usando su tiempo libre para la fotografía y especialmente para captar la otra Barcelona, la vida del barrio chino, de los habitantes y paseantes de estas calles: putas, clientes, camareras, parejas, porteras… y todo el zoo humano que podía ofrecer el ambiente.
Joan Colom era un paseante más de esas calles, pero siempre acompañado de su cámara, que utilizaba de una forma disimulada para captar estas instantáneas únicas que nos muestran el entorno de la prostitución.
Colom hacia las fotografías sin mirar al visor, con la Leica enganchada en la mano, manejando la cámara disimuladamente por la Rambla y el Raval, para que los retratados no se percataran de que los estaba enfocando y eligiendo el encuadre durante el revelado.
Esta exposición contiene fotografías realizadas desde 1957 y hasta el 2010 divididas en dos bloques diferenciados.
Una primera producción realizada hasta 1964 y un segundo bloque de imágenes realizadas desde 1990 y hasta el 2010, en las que comenzó a trabajar en color.
La carrera del fotógrafo sufrió un parón en 1964 debido a la denuncia realizada por una mujer que aparecía en una de las imágenes del libro Izas, rabizas y colipoterras publicado por Lumen en 1964 con textos de Camilo José Cela.
La demanda le conllevó una depresión y a partir de entonces dedicó su tiempo libre a jugar al tenis, hasta que en los 90 retomó la fotografía en color.
Podemos calificar a Colom de fotógrafo furtivo, de mirón, observador o voyeur… en cualquier caso, la mirada de un espíritu fotográfico que se dedicaba a «hacer la calle» y nos regala una mirada única de la otra Barcelona.