La verdad es que no pensábamos ni comentarlo por no darle más difusión al tema, pero hay cosas que nos despiertan cierta sensibilidad.
El mismo viernes, después de la pérdida de la candidatura de Madrid para las olimpiadas 2016, sorprendía ver la imagen de la decana del Colegio de Arquitectos animando a Madrid 2020.
A Paloma Sobrini, decana del Colegio de Arquitectos de Madrid (COAM), le faltó tiempo para convocar el Concurso Internacional de Ideas para elegir el logotipo de la candidatura olímpica Madrid 2020, en concreto tres cuartos de hora después de que Madrid no fuera aceptada como sede de las olimpiadas del 2016, para alegría de algunos y disgusto de otros tantos.
Sorprende, o quizás no, que sea precisamente el Colegio de Arquitectos de Madrid el que se lance a la “cabezonada” de Madrid como sede olímpica en algún año de estos. También sorprende que el Colegio de Arquitectos sea el convocante del concurso de logotipo y quizás ahí nos tenemos que preguntar ¿por qué los arquitectos creen que pueden hacer diseño gráfico si los diseñadores no nos dedicamos al desarrollo arquitectónico ni a convocar concursos de arquitectura? Aunque aboguemos en muchos casos por conocimientos interdisciplinarios para la consecución de proyectos globales, también debemos respetar las áreas específicas de actuación de distintos profesionales.
En la rueda de prensa de esa convocatoria se anunció que las bases de este concurso saldrían publicadas el pasado lunes, aún hoy no tenemos noticia de que aparezca en la página de la COAM. Quizás alguien ha puesto o impuesto un poco de tranquilidad en el tema.
Personalmente creo que deberían preocuparse menos de convocar concursos de logotipos y que revisen en profundidad el diseño de la página oficial del colegio.
Para conocer mejor la personalidad de la Sra. Decana, no está mal echarle un vistazo a esta entrevista que le hacían en El País en el que afirmaba que “…el vino me lo meto en vena” y en la que finalizaba con estas palabras, consecuencias del vino claro: “El otro día me fui al aeropuerto disfrazada de nepalí, de amarillo llena de lentejuelas, y tan contenta. Y hace días me compré un tocado con una pluma inmensa, y me lo pongo para cocinar”.
Sin comentarios.