La campaña, creada por Ogilvy, tiene como finalidad convencer a los clientes de una empresa de cambio de moneda que pueden obtener más rentabilidad trabajando con ellos.
Sin embargo puede convertirse en una metáfora de la situación económica actual, donde los ciudadanos tienen que financiar mediante sus impuestos, a unos gobiernos y entidades financieras, tan inútiles como irresponsables.