Horas y horas son las que pasan muchas personas trabajando a lo largo del día. Jornadas en las que el estrés, la ansiedad o la saturación pueden llegar a pasar factura y, por consiguiente, repercutir en la labor que cada uno desempeñamos. En este sentido, algo que puede ayudar a nuestra optimización ejecutiva es el ambiente de nuestro lugar de trabajo. Sillas de oficina baratas, una mesa amplia, un buen ordenador, así como una correcta distribución del lugar, son algunos de los aspectos decorativos que pueden influir en nuestro clima laboral.
Una habitación destinada al desarrollo de una actividad laboral debe caracterizarse, entre otras cosas, por una decoración y habilitación adecuada para responder a dicho fin. Ante tal cuestión, se nos puede plantear el siguiente interrogante: ¿cómo decorar una sala de estudio y que accesorios decorativos emplear para crear un espacio confortable?
Dicha pregunta se encuentra asociada indudablemente a la concentración y la tranquilidad, conceptos implícitos tanto a la hora de trabajar como de estudiar. Siguiendo esta línea, para decorar una habitación con este objetivo es recomendable seguir una serie de consejos.
Una de las primeras cosas que hay que hacer es preocuparse por la elección de los colores para, posteriormente, pintar las paredes de la sala. Con éstos, se pretende crear un clima de relajación que favorezca a la concentración. Por ello, no se sugiere la utilización de colores intensos o chillones. Lo más aconsejable, en este caso, es optar por colores suaves y neutros, como son el blanco o crema, al mismo tiempo que ciertos tonos de azules o de verde.
Dejando el colorido a un lado, el elemento o factor que, sin duda, cobra mayor importancia en una habitación es la iluminación. Considerando tal aspecto, se antoja necesario aprovechar al máximo la luz natural durante las horas que el día permite. Para ello, hay que mantener las ventanas de la sala bien despejadas. Además, para impedir la entrada de aire se precisa la instalación de cortinas de diseños y colores livianos. Con la llegada de la noche, tener en el centro de la habitación una lámpara de techo y otra para alumbrar directamente la zona de trabajo es esencial.
A su vez, resulta imprescindible destacar que un lugar de trabajo tiene que ser realmente un espacio funcional, en el que todos los elementos necesarios para desarrollar la correspondiente labor, de forma diaria, estén bien situados y organizados para llevarla a cabo cómodamente. Teniendo en cuenta este aspecto, llenarlo de muebles y objetos innecesarios puede convertirse en un problema que nos impida realizar nuestras obligaciones o limitarlas. Es por ello que se recomienda ubicar lo esencial y útil para el propósito. La distribución de los muebles en la habitación es otro factor muy a tener en cuenta.
Con el objetivo de disfrutar al 100% de la luz natural, es aconsejable situar la mesa del escritorio bajo la ventana. Los muebles tienen que ser, a todos los efectos, prácticos, evadiendo, así, cualquier complemento que no ayude verdaderamente. No obstante, tampoco hay que olvidar que una sala para trabajar puede aportar un toque distintivo y propio de la persona que lo decore.
Redacción / Pixabay.com