El cartel históricamente ha sido un formato fundamental y popular para la transmisión de la comunicación, un elemento básico de difusión de eventos y propaganda en el que la imagen y la palabra se deben conjugar de una forma efectiva para conseguir la atención del viandante.
En una visión evolutiva del cartel no sólo podemos ver los cambios estéticos sino también la historia social y política, ya que es uno de los elementos del diseño que más claramente ilustra el contexto en el que surge.
Uwe Loesch nació en 1943 en Dresde, Alemania.
Ha vivido en Düsseldorf desde 1958, donde estudió diseño en la Academia Peter Behrens. Después de graduarse, ha trabajado como diseñador gráfico independiente y como profesor de diseño de comunicación en la Universidad de Wuppertal Bergische.
Es especialmente reconocido y premiado por su trabajo en el ámbito del cartel y su trabajo ha sido exhibido en más de 100 exposiciones colectivas e individuales en diferentes museos y salas de París, Israel, Tokio, Osaka… además de estar en las colecciones del Moma de Nueva York o en la Biblioteca Nacional de París.
Loesch creció en la Alemania de posguerra, en la que el expresionismo aún ejercía una poderosa influencia en muchas corrientes artísticas de la segunda mitad de siglo y en la que el diseño -en todos sus aspectos- jugó un papel clave en la reconstrucción del país.
Actualmente todavía es visto como un factor fundamental para la economía de Alemania, tanto dentro de las fronteras como la imagen progresista que esto transmite en el ámbito internacional.
Influido también por el arte francés nihilista y el movimiento Dada, su trabajo comenzó a aparecer a principios de los 80, y casi instantáneamente atrajo la atención de los críticos por su dominio de la tipografía y sus habilidades fotográficas.
Asimismo el color es otro elemento fundamental de su trabajo que utiliza con una magistral intencionalidad.
“Por lo general, uso el color en mi trabajo muy a propósito”
Aunque en su trabajo es habitual el uso ambiguo de palabras y los juegos verbales que se pierden al desconocer la lengua, sus carteles son portadores de un ingenio que considera la existencia social del hombre pero no intenta manipularlo.
Y ante un mundo de grito y consumismo su deseo es susurrar y hacer participar activamente al espectador para que saque sus propias conclusiones:
“Espera un minuto. Si todo el mundo sigue gritando cada vez más fuerte, nadie será capaz de oír y mucho menos entender o creer cualquier cosa”.
También es habitual el uso del recurso de la “decepción visual”, cuando el espectador tiene que adaptarse porque no encuentra lo que en principio espera.
Un diseño lleno de inteligencia, ingenio, fuertes contrastes y susurros para crear conciencia al espectador sobre diversas causas, muchas de ellas socio-políticas.
Para conocer mejor su trabajo, recomendamos un paseo digital por su Web.