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En el día a día del diseñador una de las cosas más frustrante es cuando la idea no termina de materializarse, cuando la maldita inspiración no termina de llegar y lo que nos llegan son esas ideas mediocres sin conseguir ninguna parecernos la acertada. Es entonces cuando la hoja en blanco se nos enfrenta como un reto que se transforma en túnel y el interface de Illustrator nos aterroriza, por lo que emprendemos la huida a las redes sociales en busca de un poco de oxígeno, nos echamos una pequeña siesta o salimos a correr como si en cada zancada fuéramos a encontrar las líneas maestras de ese trabajo que se nos resiste.
Diseñar un logo puede ser una de la tareas más complicadas del diseño. Sobre todo si queremos hacer una imagen «memorable» que «hable» de la empresa/actividad de una forma original pero reflejando los valores, principios u objetivos de la misma. Lo que hacemos y como nos diferenciamos de aquellos que dicen que hacen lo mismo que nosotros, aunque -obviamente- tienen poco que ver con nosotros y, en todo caso, somos bastante mejores.
Diseñar una logomarca requiere un poco de inspiración y mucha capacidad de síntesis gráfica, aunque para ser sinceros, la identidad de una empresa es mucho más que ese aspecto gráfico, pero eso ya lo hablaremos otro día.
Basándonos en el post que publica la página Creative Bloq, publicamos estas ocho sugerencias para inspirar el diseño de un logo o, al menos, para ayudarnos un poco en esa inspiración y no dejarnos los pies machacados con tantas carreras.
1 Buscar referencias que nos puedan inspirar:
Esta es una fase de investigación e inspiración, en la que se supone que después de habernos informado a fondo sobre nuestro proyecto, pasamos a buscar esa forma gráfica que se adecue mejor. La búsqueda de referencias puede estar dentro del propio ámbito del diseño, en donde podemos comenzar a revisar esas páginas específicas de identidad corporativa o logotipos. También podemos buscar por el tema/sector sobre el que tenemos que trabajar, ya que esto último nos ayudará a ver cómo se suelen presentar este tipo de actividades/empresas/instituciones y ver si hay un determinado estilo en el sector, si creemos conveniente seguir ese estilo o bien darle un giro total a nuestro planteamiento.
También podemos estar en esa categoría de los diseñadores que no quieren tener muchas influencias externas para que su trabajo no se «contamine» por lo que en ese caso lo mejor es que busquemos la inspiración en cosas que sean ajenas al diseño: una exposición, película, libro, paseo… Su buscamos referencias, podemos hacerlo en páginas más generalistas, incluso en redes sociales como Pinterest o bien en esas páginas más específicas: logogala, logomoose, logodesignlove, logolounge o alogo, por ejemplo.
En esos paseos virtuales por diferentes sitios, podemos ir cogiendo distintas ideas: una tipografía que nos gusta y consideramos adecuada, un color, un estilo, una imagen, un formato… a partir de estos elementos nos podemos ir construyendo la imagen que queremos o, la menos, ir probando ideas. Recordemos que inspirarse es tomar una cosa como materia de inspiración, no copiar ni fusilar el trabajo de otro diseñador.
2 La historia de nuestro cliente:
En el caso de que nuestro cliente ya tenga una trayectoria en su actividad, también habrá tenido una trayectoria gráfica en ese tiempo. Deberemos estudiarla, analizarla con un cierto cariño -es de nuestro cliente-, y respetar aquellas cosas que creamos que le pueden definir o distinguir, hacerle reconocible ante sus clientes.
Alguien una vez comentó que cuando modificamos una identidad con una cierta historia y reconocimiento, debemos mirarla con los ojos entornados, colocar la nueva junto a la antigua y deben parecerse en los rasgos generales. De esa forma no se producirá un corte con la identidad anterior.
3 Visualizar el futuro:
En muchos casos se hace una nueva identidad porque queremos decirle al mundo que hemos cambiado o, al menos, que nos estamos renovando: un cambio en la dirección, una ampliación de nuestro negocio a otros sectores o productos, nuevas políticas de comercialización… Por ejemplo, quizás actualmente con el cambio en la presidencia de El Corte Inglés, sería conveniente llevar a cabo ciertas transformaciones, nuevos retos en la dirección y gestión, así como una cierta renovación gráfica que evidenciara esa «nueva era».
4 Limpieza visual:
Todos hemos sentido que cuando nos metemos demasiado en un determinado trabajo, terminamos perdiendo un poco el norte. Los diseñadores es normal que sufran una cierta «contaminación visual» y después de haber estado desarrollando diferentes propuestas puede que, además de no saber cual es la mejor, hayamos perdido un poco el norte.
En esos casos lo mejor es contar con una persona que tenga ese «limpieza visual», que no esté dentro de ese proyecto, que incluso no sepa de que va y que nos pueda dar una opinión subjetiva. Esa persona puede ser un amigo, nuestra novi@, madre, padre, herman@… Deberemos considerar el comentario que haga desde su punto de vista, que quizás no se corresponda tanto con el cliente objetivo al que nos dirijamos, pero sus opiniones por eso no serán menos válidas. Al fin y al cabo, una identidad al final puede verla cualquiera.

Ejemplo de Mapa mental.
5 Mapas mentales:
Un mapa mental es un diagrama o un esquema que es usado para representar ideas, tareas, u otros conceptos alrededor de una palabra clave o idea central. También podemos utilizar otros métodos o técnicas de creatividad.
Estos mapas mentales tienen fundamentalmente dos objetivos:
- Generar ideas sobre una idea o temática en particular y, por tanto, fomentar la creatividad.
- Realizar resúmenes o síntesis sobre una idea o temática, ayudándonos a visualizar, estructurar y clasificar ideas.
6 Revisar nuestro trabajos:
En la mayoría de los casos, para llegar a un idea para el trabajo de un cliente, hemos desarrollado diferentes ideas, bocetos, propuestas que no pasaron de esa primera idea. Todo esto es conveniente que lo tengamos archivado, porque en algunos casos nos podemos encontrar con que alguna idea anterior que no desarrollamos para un cliente, sea el germen del trabajo de otro cliente. Reciclar, reutilizar, inspirarnos de nuestro background, es como tirar de nuestro fondo de armario.
7 Mantenerse receptivo:
Podemos comenzar a desarrollar algunos primeros bocetos, dejarlos reposar y volver a ellos examinando si alguna de esas ideas nos pueden ser útiles o si podemos hacer ciertas modificaciones en ellos para que funcionen según nuestro propósito.
No hay diseño sin disciplina. No hay disciplina sin inteligencia.
— Massimo Vignelli
8 Hacer otra cosa:
Si después de todas estas recomendaciones no se nos ha ocurrido nada y estamos estancados en ese trabajo, lo mejor es que lo dejemos un rato. La inspiración a veces es como los novios, que hay que dejarlos de lado para que vuelvan con fuerza y se fijen en nosotros. El «aireo» en este caso es necesario para poder despejarnos y volver con la mente más despejada y quizás, incluso, con una buena idea.
Instituto de Artes Visuales y UCAM