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En la era del comercio y las marcas globales, uno de los elementos clave es conseguir que la marca sea reconocible a primera vista. Por eso, el diseño de logos se ha convertido en un elemento imprescindible no sólo para las grandes empresas, sino para cualquiera que pretenda distinguirse de la competencia.
El diccionario dice que el logo es el «símbolo gráfico peculiar de una empresa, conmemoración, marca o producto», y de aquí no es interesa ahora una palabra: peculiar. El logo debe ser diferencial y distinguir a la empresa o producto de todos los demás. Sólo así tendrá éxito.
¿Qué debe tener un logo?
Como decíamos, lo que lo define es que sea único, pero los expertos en diseño gráfico añaden otras características que distinguen a un buen diseño de logos corporativos:
- Que sea legible, es decir, que lo interpretemos de manera sencilla y rápido.
- Que sea adaptable a escalas y formatos sin que pierda su esencia. Uno de los factores esenciales, y más aún en la era de Internet.
- Que pueda reproducirse en cualquier material.
- Que sea impactante visualmente, lo que se traduce en dos factores: que capte nuestra atención de forma inmediata y que pueda recordarse fácilmente. De lo contrario, su impacto se perdería entre la ingente cantidad de información visual que recibimos cada día.
- Que pueda perdurar en el tiempo.
A partir de estas características básicas, podemos incluir en la categoría de logos a los logotipos en sentido estricto (cuando la palabra funciona como logo: es decir, un diseño exclusivamente tipográfico), los isotipos o iconos (imagen sin texto) e isologos (combinación de logotipo e isotipo). Los logos son esenciales para conformar la imagen y la identidad corporativa, que no es sino la representación y la percepción que tienen los clientes de una marca o empresa.
Breve historia de los logos
En realidad, la historia de los logos se remonta a la antigüedad. Los pictogramas ya eran utilizados por romanos, griegos, egipcios o asirios, entre otras civilizaciones antiguas. Ahora bien, es cierto que a aquellos pictogramas les faltaba un elemento esencial: no eran marcas. En la Edad Media empiezan a usarse estos pictogramas como signo distintivo en el ganado, otro rastro de los logos modernos.
En la Revolución Industrial el diseño se hace más relevante porque empieza a consolidarse la cultura de marca. Había que distinguirse de la competencia, y el diseño gráfico era una manera de hacerse un nombre, siempre que el logo se quedase en la mente del cliente.
Finalmente, el siglo XX es el de la explosión de las marcas, de la mano del capitalismo y el consumo global. Hoy el diseño de un logo es esencial en el lanzamiento de una empresa o en el establecimiento de una identidad corporativa que la diferencie del resto. El logo proporciona un poder inmenso en un mundo global: la marca va a ser igualmente reconocida en cualquier parte del mundo.
¿Cabe imaginarse a gigantes como Apple sin pensar en su manzana mordida, o en Nike sin asociarla a su logo? Pues bien, este último logo cumplirá cincuenta años en 2021. Fue seleccionado en 1971 y se dice que el co-fundador de Nike dijo «No me gusta, pero me acostumbraré». ¿Alguien puede pensar hoy en Nike sin su logo? Probablemente no.