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Hace pocos días Cuba ha estado en el centro informativo y eso nos ha permitido a muchos saber un poco más sobre esta pequeña isla, emblema y modelo a seguir para algunos o materialización de todos los males a lo que pueden conllevar ciertas políticas. Independientemente de ideologías, vamos a lo nuestro, echar un vistazo a lo que ha sido el grafismo cubano en estos años, desde la segunda mitad del s.XX hasta la actualidad.
El boom publicitario de los años 1948-58.
Entre los años 1948-58 Cuba fue utilizada como «base» para el lanzamiento de mensajes y productos que se dirigían al mercado latinoamericano, por lo que se produjo un gran desarrollo de la publicidad y la industria gráfica cubana. En la década de los años 50 se produjo en Cuba un boom publicitario, en sintonía con el impulso que recibió la publicidad a escala global en la segunda postguerra. La potencia de la industria norteamericana y el fortalecimiento de las relaciones entre ambos países, hizo que la publicidad fuera el elemento básico para la difusión de productos, patrones de modernidad, confort y estilo de la cultura estadounidense. Por otra parte, productos como el ron o las bebidas espirituosas, el tabaco y el café, son artículos genuinos cubanos, que caracterizan la isla, y que contribuyen a ese dinamismo publicitario.

Ron Legendario, publicidad años 50.

Regalías, El Cuño.
Organismos y escuela de publicidad
Diferentes agencias publicitarias y organismos se desarrollaron en estos años en la isla, como la Havana Advertising Co. o la Tropical Advertising Co. Asimismo la Asociación de Anunciantes de Cuba (AAC), creada en 1935, impulsó el sector y promovió la actividad publicitaria en la isla, que posteriormente se reforzó con la fundación de la Asociación de Agencias de Anuncios (AAA) y la Asociación Nacional de Profesionales Publicitarios (ANPP). Un hecho significativo es la fundación en 1954 de la Escuela Profesional de Publicidad. En este centro colaboraron importantes profesionales que consiguieron establecer las bases para el desarrollo y perfeccionamiento de la actividad publicitaria. La calidad de la publicidad de estos años es reconocida en diversos profesionales cubanos, que recibieron reconocimiento internacional por su trabajo y participan en diversos encuentros internacionales.

Cartel jabón Rina, Cuba años 40-50

Cartel Ron Bacardí El Embajador, Cuba años 50
Rafael Morante diseñador gráfico y escritor es una de las grandes figuras del cartel en Cuba y uno de los nombres claves de la gráfica de este país. Nacido en Madrid en 1931, llegó a la isla con nueve años huyendo de la guerra civil española. Trabajó como diseñador en la Organización Técnica Publicitaria Latinoamericana (OTPLA) y es uno de los más destacados cartelistas del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), afirmaba:
«En relación a la publicidad, una cosa es Cuba hasta los años 50 y otra es Cuba desde el 50 hasta el 58»

Cartel Cinemateca de Cuba, 1961 Rafael Morante
En estos años Cuba era uno de los países punteros del continente y contaba con una industria publicitaria de casi tres mil empleados organizados, en unas doscientas agencias entre nacionales y filiales norteamericanas como: la Organización Técnica Publicitaria Latinoamericana (OTPLA), McCann Erickson de Cuba, Publicidad Guastella S.A., Publicidad Borbolla, Publicidad Siboney S.A., Mestre-Conill y Cía. o Godoy & Godoy Publicidad…
El despertar revolucionario 1959-64.
Evidentemente la revolución significó un cambio radical de la sociedad y en todos sus ámbitos. La «contextualización nacional» y los valores revolucionarios fueron las características que marcaron a la sociedad cubana, su política, su cultura, economía y, evidentemente, también a su diseño.

Muerte al invasor, Rafael Morante, 1962
La revolución conllevó profundos cambios y una total centralización de la economía, la industria, la cultura y política. La actividad publicitaria en un principio intentó transformarse y adaptarse a la nueva situación, pero sin las bases comerciales del sistema en el cual esa actividad se había desarrollado y del cual dependía, era complicado que las agencias se pudieran mantener. La publicidad de marcas y productos pasó a ser publicidad política, los receptores dejaron de ser potenciales consumidores para convertirse en destinatarios de mensajes políticos, educativos y culturales. Con las posteriores nacionalizaciones, los diseñadores pasaron a ser empleados del Estado.

Carteles de la Revolución, con proclamas como “Patria o Muerte” y “Muerte al Invasor”
La publicidad es considerada como un elemento pernicioso, propio del capitalismo. En 1960 desaparece la Escuela de Publicidad y el 22 de febrero de 1961 se realiza una prueba lapidaria: 24 horas sin anuncios comerciales en la radio y la televisión. Después de la prueba, se suprimió la publicidad en radio, televisión y prensa. Llegaba así a su fin una de las industrias más dinámicas de Cuba. Sin embargo, el cartel se convierte en un elemento protagonista, como medio de orientación y trasmisor de los principales hechos o acontecimientos ocurridos en diversos momentos.

“26 de Julio” (1959), cartel de Eladio Rivadulla Martínez
Una de las figuras que se debe destacar en este periodo es la de Eladio Rivadulla, pionero del cartel serigráfico en Cuba. Aunque comenzó realizando carteles de cine, es reconocido como el iniciador de la gráfica revolucionaria en Cuba. Posteriormente simultaneó su trabajo como serígrafo con el de ilustrador de libros, fundamentalmente libros de texto para la enseñanza. En 1959, se fundaron dos instituciones culturales que influirían en la actividad del diseño, especialmente en la producción de carteles y otros elementos de comunicación relacionados: el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica (ICAIC) y la Casa de las Américas. Posteriormente se crea el Consejo Nacional de Cultura (CNC), que tiene por objetivo promover la cultura.
1965-1975, el diseño despega
Este es uno de los periodos que se considera de mayor repunte del diseño gráfico. Se reducen los periódicos, pero proliferan las revistas, se crean nuevas colecciones de libros y la producción de carteles se dispara por los organismos gubernamentales encargados de la propaganda política, la cinematografía y otros eventos culturales.

Póster propaganda Fidel, 1968
En el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos, la diversidad de estilos entre los carteles es notable, aunque desde los años setenta tuvieron en común un mismo formato (52 x 76 cm) y una misma técnica, la serigrafía.

Cartel Arroz para el octavo, Rafael Morante, 1962

Cartel Dos generaciones de nadadores, Rafael Morante, 1962
Aumentaron las campañas públicas, sobre todo en vallas y carteles, éste último se convirtió en el formato de comunicación fundamental. También aparecieron con fuerza nuevos soportes como los «laminarios» (impresos con fines didácticos, de mayor tamaño que los carteles y con más texto). La isla se abrió a algunos diseñadores extranjeros como Tadeusz Jodlowski, Albert Kapr, Jorge Frascara o la visita que realizó el japonés Shigeo Fukuda, que marcó con su estilo a los diseñadores locales. Asimismo en Europa se despertó interés por lo que se estaba haciendo en Cuba en las artes visuales. En los 70 comienza a desarrollarse una cierta actividad en el ámbito de los envases o packaging, sobre todo relacionados con la industria del Habano y dirigido al mercado extranjero.
1976-1989, estancamiento y retroceso
En este periodo se producen una serie de cambios políticos y administrativos que afectan también al diseño. Asimismo el aislamiento también produce una saturación de los estilos y códigos visuales utilizados hasta entonces por los diseñadores. Mientras en el resto del mundo la tecnología dinamiza y moldea los códigos visuales y la forma de trabajo en el diseño y la publicidad, en Cuba comienzan a introducirse las tecnologías informáticas en los 80, pero de una forma tímida y limitada.

Día de la Guerrilla Heroica. Tony Évora, 1968
Todos estos factores, así como la salida del país de algunos diseñadores importantes (Antonio Fernández o Félix Beltrán, antes ya lo había hecho Tony Évora) o el abandono de su actividad por otros, no facilita que haya una mejora cuantitativa ni cualitativa en el ámbito del diseño en estos años. En 1980 se fundó la oficina Nacional de Diseño Industrial (ONDI) y en 1984 el ISDI Instituto Superior de Diseño Industrial, actualmente la única universidad de Diseño en Cuba.

Póster Las Manos, de Eduardo Muñoz Basch, 1978
No podemos dejar de señalar la figura de Eduardo Muñoz Bachs (1937-2001). Diseñador, dibujante, ilustrador y pintor autodidacta, es considerado el más importante exponente de la Escuela Cubana y uno de los maestros del cartel cubano. Nació el 12 de abril de 1937 en Valencia (España), pero se trasladó a Cuba con sus padres en 1941. En 1960, sin entrenamiento formal en el diseño gráfico, hizo el primer cartel para el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC ). Bachs hace, a lo largo de su carrera, más de 2.000 carteles de películas para ellos y se convierte en toda una referencia en el diseño del cartel cubano.

Vampiros en la Habana, Eduardo Muñoz Bachs, ICAIC, 1985
1990-2000, crisis y repunte del grafismo cubano
Muchos diseñadores se independizan y comienzan a proliferar pequeñas agencias de publicidad dedicadas principalmente a resolver los problemas de comunicación e identidad de algunas empresas dedicadas al turismo o a la industria farmacéutica. Nace el comité Prográfica Cubana en 1992, una entidad no gubernamental -aunque auspiciada por el Consejo Nacional de las Artes Plásticas del Ministerio de Cultura de Cuba- formada por un grupo representativo de diseñadores y que tiene por objetivo promover el diseño. PROGRÁFICA es miembro de ICOGRADA (International Council of Graphic Design Associations) desde 1997 y en la Habana se han realizado diversos congresos de esta institución. El cartel, ese vehículo imprescindible del grafismo cubano, ligado en muchos casos al cine, sigue en artistas como: Julio Eloy Mesa, Ernesto Ferrant, el dibujante Waldo Saavedra, Néstor Coll, Nelson Ponce, París Volta (fallecido tempranamente) y artista digital Eduardo Moltó.

Ernesto Ferrand «Fresa y Chocolate», 1993

Eduardo Moltó «Suite Habana», 2003
Nuevos aires para la isla
La emigración de diseñadores a Europa y EE.UU., sigue en estos años, pero también proyectos como Geo-Graficas, una iniciativa que nace de dos hermanas gemelas de madre cubana y padre francés, con formación en el Instituto Superior de Diseño de la Habana y establecidas en Suiza. Una propuesta que permite conocer el diseño actual en Cuba, el diseño contemporáneo de cubanos en el extranjero, así como a los diseñadores actuales de esta isla.

CUBALIBRE, Annick Woungly. Cóctel a base de Coca Cola y ron Havana Club representa el reciente giro en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.
Ayer podíamos leer una noticia indicativa de los nuevos tiempos que se avecinan y es que «Google ha llegado a un acuerdo con el gobierno cubano. En principio el gigante de la red podrá instalar servidores en la isla que permitirían incrementar sustancialmente la velocidad y la calidad de conexión, pero sólo para acceder a sus contenidos más populares como Gmail, YouTube o Google Drive. El convenio no traerá una mejora del servicio de Internet global de la isla ni ayudará a mejorar su accesibilidad: únicamente un 5,6% de los cubanos puede conectarse directamente» (El Español).
Es un principio de otra nueva época, que esperemos que redunde en un nuevo y buen repunte de la actividad gráfica de la isla. Aún nos queda mucho por ver del grafismo cubano.
Referencias: