Ayer por la mañana retuiteba un retuiteo -no se si está bien escrito y les aseguro que la RAE no lo ha admitido, pero a estas alturas de vida digital seguro que me entienden- el mensaje era sencillo “nada más difícil de digerir que un rediseño” el hilo de los tweets no se cual era, se refería a otra cosa porque era antiguo -a veces buceo hasta encontrar algo que me interesa- pero acababa de ver el nuevo rediseño de la logomarca de GAP y la frase no sólo cobraba sentido sino que palpitaba en el timeline.
Reconozco mi desconocimiento de muchas cosas y una de ellas era la marca GAP. Nunca he sido marquista y menos de firmas americanas, pero claro los hijos te hacen ver la incultura que tienes al no conocer ni reconocer esas siglas en una sudadera de una marca que ellos aprecian. Así que GAP había entrado en mi universo, había conocido alguna de sus tiendas bandera y ahora ya podía afirmar “si, la conozco”, aunque me seguía sonando a grupo petrolífero.
GAP es una de las marcas de ropa más popular de EE.UU. Fundada en 1969 en San Francisco, posee actualmente 1.140 tiendas en su territorio y casi 300 en el extranjero, con unas ventas netas de las que marean a cualquiera.
Hasta ahora su logomarca era de una elegancia sencilla y neutra, no resultaba llamativa pero si altamente reconocible por los consumidores. Ahora ha presentado la nueva logomarca, en la que abandona su tipografía alargada y con serifa, en negativo, para lanzarse a una helvética en la que conjuga mayúscula con minúsculas en negro y con un cuadrado degradado esquinado y degradado que funciona a modo de decoración y que recuerda sospechosamente a Facebook. Un resultado insulso y totalmente alejado de la apariencia que hasta ahora ha tenido la marca.
Si uno de los objetivos de una identidad corporativa es ser reconocible por sus consumidores, si los expertos consideran que los cambios de marcas altamente establecidas deben ser sutiles y progresivos para no romper los hábitos visuales, GAP ha dado un salto sin red con este rediseño, aunque se haya pertrechado en la venerable y clásica Helvética.